El viaje

Por diversos motivos tuve que viajar a unos de los países más desarrollados del mundo: Suiza. Uno siempre piensa (por lo menos yo) que ese tipo de países del primer mundo son nuestro ejemplo a seguir en lo que se refiere a desarrollo y progreso…

En mis horas de vuelo era precisamente eso lo que más me quitaba el sueño ¿Será Suiza tan desarrollado como dicen? No me lo podía imaginar. Pero, sobre todo, me interesaba saber si podía haber un lugar donde no existiese pobreza.

¿Sería Suiza el caso?… habría que ver

Es fácil pensar que en esos países están todos los problemas solucionados: todos tienen una educación digna, las mismas oportunidades de surgir, opciones de empleo para todos. En resumen, todos aquellos aspectos que queremos construir como sociedad y que tanto nos indignan con su ausencia.

Esos factores que, muchas veces, creemos imposible en una sociedad, ¿podrían ser posibles en algún lugar del mundo?

…No estaba seguro.

Si bien, con muchas probabilidades creía que podría ser cierto, no lo estaba seguro completamente. Quizás estaba muy ansioso o muy miedoso de encontrarme frente a frente con aquella sociedad de cuentos. Ansioso, quizá porque me daba cuenta que estamos muy cerca de lograr lo que tanto estamos buscando. Miedoso, por que, quizá, este viaje me haga abrir los ojos de que estamos a años luz de nuestro objetivo de un país más justo para todos.

No podía dormir

Pero bueno, sólo eran hipótesis. En una de esas esa Gran Suiza que se encuentra en medio de países desarrollados sólo es una alpargata al lado de nuestro Chilito situado al fin del mundo.

“Vivimos al fin del mundo, pero vivimos más tranquilos”

La frase anterior también era una de mis tantas hipótesis, pero ¡qué va!  Mejor dormir y ver lo que tenía que ver.

Desperté en Suiza, literariamente, ya que el trajín de viajar en avión entre escalas, aterrizajes y esperas te hace imposible despertar plácidamente, pero al fin y al cabo, llegué a mi país de destino. Desde el comienzo empecé a analizar críticamente el lugar haciendo comparaciones. Yo pienso que es normal, pero con el correr del tiempo me di cuenta que padecía un Chilenismo Crónico.

Al mirar por la ventana, solo podía ver árboles, lagos y árboles. Paisajes de postales, pero, gracias a mi nueva enfermedad, para mí no era más que viajar al sur de Chile a la Región de los Lagos…

…igualito, pero requete igualito

Al salir del aeropuerto, me encaminé, vía terrestre, a mi lugar de residencia temporal. Fue ahí donde pude ver carreteras muy modernas, con muchas combinaciones y autos veloces. Eso fomentaba aún más mi enfermedad; no eran muy diferentes a nuestras autopistas y carreteras  que se empezaron a construir en Chile a partir de la década pasada.

Al llegar al destino final, me encontré con una cabaña frente a un lago al que no podía encontrarle diferencia alguna con el lago Llanquihue. Necesitaba tomar reposo obligado para sopesar este Chilenismo Crónico, de lo contrario, no podría escribir estas crónicas.

Fue después de ese reposo que pude empezar a ver objetivamente a este país. Visité varios pueblos y lugares y poco a poco pude ir descubriendo diferencias con nuestro Chile, algunas buenas, algunas malas. En fin, solamente diferencias.

Suiza es un país muy pequeño en superficie y población, pero muy heterogéneo. Sin ir muy lejos, tiene cuatro lenguas oficiales producto de la unificación de pequeños cantones autónomos de la Edad Media: alemán, francés, italiano y un dialecto propio que no recuerdo el nombre. Culturas muy diferentes en un país chico, pero chico. Toda la población de Suiza es menos que la población de Santiago. 

A  pesar de esas diferencias culturales, aspectos antropológicos donde no me quiero centrar, también hay elementos comunes entre ellos y son los que precisamente andaba buscando: muestras de su desarrollo.

Trataba de no verlo, quizá inconcientemente, pero ¡sí! Suiza es un país desarrollado, pero muy desarrollado…

…lo tuve que aceptar:

¡Chile es muy diferente a Suiza en aspectos de desarrollo!

Alicaído (Chilean Depresivis) caminaba por distintas calles viendo bicicletas sin cadena,  sin ver casas indignas para vivir, grandes diferencias económicas entre las personas, sin ver a personas en una situación humillante para con ellas mismas. Leyendo la prensa, pude ver que casi (no me arriesgo a decir que no hay) no existen casos de delincuencia y violencia, al parecer, no hay incentivos para aquello.

Quizá es todo lo que deseamos construir como país: Una sociedad justa, sin niveles exacerbados de desigualdad, una sociedad humana donde los voluntariados tienden a desaparecer…

… no tienen razón de ser aquí

De igual forma, y vuelvo a mencionarlo, excluyo de todo análisis las diferencias antropológicas, donde dicho sea de paso, los chilenos somos más simpáticos que esos suizos perfectos (la subjetivitis chilensis).

Pero, aquí la pregunta que me queda dando vuelta una y otra vez es cómo lo logran. ¿Habrán nacidos desarrollados?, o a lo mejor, hubo muchos voluntariados en tiempos anteriores que lograron derrotar la desigualdad en el país… quien sabe…

¿Cómo? ¡¿Cómo?! ¡¡Cómo!!

Siendo totalmente objetivo, aunque cueste que se me crea, Chile no tiene nada que envidiarle a Chile en cuanto a lo que se refiere recursos naturales, incluso nosotros, poseemos más diversidad de paisajes y por sobre todo, kilómetros y kilómetros de mar. ¡Hasta nosotros tenemos cobre y somos más simpáticos!, entonces, ¿Por qué ellos logran lo que nosotros tanto soñamos y luchamos?

Obviamente hay evidentes diferencias: Suiza tiene muchos más años de historia que Chile, se encuentra rodeado por otros países desarrollados, siempre unos de los países neutrales a conflictos, etc., pero yo quería ir más allá, quería encontrar un factor que me explique, aunque sea sólo a mi, esas diferencias.

¡No me hablen de políticos!

¡Háblenme de personas!

Caminaba y caminaba por calles de este país buscando aquella respuesta irracional que me explicara como alguien, sin tener nada material, puede llegar a tenerlo todo (un nada material relativo y un todo más aún). Sueño un día que Chile logre conseguir lo que Suiza ha conseguido en materia de desigualdad, pero en bañado de nuestra cultura e idiosincrasia ¿será posible?

Mis días en Suiza estaban a punto de terminar, sin encontrar nada concreto a esa respuesta que tanto buscaba. Quería encontrar “eso” que te hace ser un país desigual, y te convierte en un país con todas sus letras y para todos. Revisaba mis fotos reiteradamente, hasta que una noche logré dar con mi objetivo.

Logré saber porque Suiza puede ser y hacer lo que nosotros aún no podemos (obviamente, bajo el criterio personal de quien escribe padece lo anteriormente señalado). No fueron grandes políticos, ni grandes guerras mundiales. No fue un cura ni un economista. No fue un meteorólogo ni mucho menos Dios.

Fueron todos, pero a la vez nadie

Fue la gente de Suiza en su conjunto en base a dos cosas tan al alcance de la manos, pero que esa misma cercanía, lo hace imposible de alcanzar.

¿Qué? ¡¿Qué?! ¡¡¡Qué!!!

Por un lado, personas unidas por un patriotismo los 365 días del año. Los suizos no sacan las banderas solamente en su dieciocho, sino que todo el año. Todo el año uno es suizo, y están tan concientes de aquello, que no importa que yo hable francés y mi vecino hable alemán, todos somos uno, y si mi otro vecino, italiano, necesita ayuda, franceses y alemanes van en su ayuda, ya que, lo ven, y tiene su bandera siempre presente.

Nosotros, en cambio, sólo somos chilenos cuando para fiestas patrias, cuando juega Chile, o para la Teletón. Cambiemos esa condición, sintámonos orgullosos de ser chilenos, y ayudémonos entre nosotros. Saquemos nuestras banderas en los balcones.

¡Qué LAN vuelva a llamarse LAN Chile!

Si un chileno es pobre, aunque yo tenga todas las comodidades, yo también soy parte de esa pobreza, porque somos todos chilenos. Si yo acepto y/o no hago nada para cambiar esa condición, me hago un daño a mí también.

¡El Chino Ríos en Suiza sería el mejor siempre!, aquí ya no lo es

Y por otro lado, ¡Seamos creativos! Basta de copiarles a los gringos, nosotros también podemos crear cosas, creamos en la mítica frase: “seamos realista, soñemos lo imposible”

La primera idea nunca es buena, porque a todos se les ocurre, y los que la llevan a cabo son los países subdesarrollados. La segunda idea, no es la que se les ocurre a todos, y es la que llevan a cabo los países en vías de desarrollo. En cambio, los que llevan a cabo desde la tercera idea, serán países desarrollados, ya que a muy pocos, quizás nadie, se les ocurrió.

…son ellos los que logran ser felices como país.