Nuestra herencia

La genética es una disciplina muy amplia que estudia cómo funciona el mecanismo de la herencia de los seres vivos. Se trata de una disciplina relativamente joven dentro de la biología. Hoy es la disciplina con mayores resultados y trascendencia dentro de la biología. Probablemente dentro de poco se separará de la biología y se impartirá como una ciencia en sí misma.

A principios del siglo XX  la ciencia pudo asociar un rasgo a un lugar físico. Esto quiere dice que mediante un experimento se pudo ver que algunas característica heredables tenían un lugar dentro de las células. Esto es algo que se intuía porque los hijos se parecen a los padres, pero a la fecha no se podía ver donde estaban albergados esas características. Esto se descubrió a través de un estudio con moscas. Se modificó una zona de la célula que resultaron ser cromosomas y que después se supo que estaba constituido de ADN. Modificando una zona de la célula cambiaba el color del ojo de mosca.

Asociar un fenómeno que veíamos al mapa físico  donde se encuentra dentro de la célula fue un gran avances, lo cual pudo comprobar que la herencia era algo material en donde de alguna manera los rasgos se heredaran por que habían cromosomas dentro de la célula que se transmitían de padres a hijos.

Luego vino el descubrimiento de la estructura química del ADN para luego estudiar la secuenciación del genoma humano. Esto quiere decir que fuimos capaces de ver todo el ADN que tenía un individuo y mapearlo para ver donde se ubicaba la determinación de cada rasgo.

Hoy, en la primera quincena del Siglo XXI estamos frente a un nuevo hito que es la manipulación genética. En otras palabras, podemos manipular a nuestro antojo la secuencia del ADN. Es decir, extraer una variante de un gen y reemplazarla por otra que nos interesa más, ya sea para curar una enfermedad o bien para la razón que sea.

Todo esto es una historia fascinante de apenas 110 años. Es un avance sobrecogedor, desde descubrir que los rasgos residen en una parte dentro de la celular hasta ser capaces de modificar esos rasgos al antojo de los científicos. 

La información fundamental que nos ha ofrecido la genética es la capacidad de explicarnos que los rasgos físicos y también muchos de los rasgos psicológicos tienen una representación química. Esa representación es el ADN. Entender que el color de ojo, una enfermedad o un fenómeno psicológico como puede ser una tendencia a la esquizofrenia  reside en una molécula química ha sido sin duda el mayor regalo de la genética hacia la humanidad. Revelarnos que no es magia, ni superstición, ni algo etéreo sino que detrás de ello hay una secuencia de ADN para que ello ocurra.

Hay que ser modesto, no conocemos todo y que no todo explica la genética. La importancia aquí radica en poder buscar la explicación de fenómenos que antes no se tenían respuestas. ¿Por qué nos parecemos a nuestros padres? ¿Por qué tenemos el pelo de un determinado color? son algunas de las respuestas que nos ha entregado la genética.

¿Por qué se formo el ADN aquí en la Tierra y no en otro lado del universo? No lo sabemos. La vida es un fenómeno muy singular mediante el cual un conjunto de elementos de materia orgánica tiende a auto replicarse y mantenerse. Ese fenómeno se llama vida.

En nuestro planeta se inició hace 3.500 millones de años propiciada o dirigida por lo que hoy llamamos ADN. Quizá comenzó con un molécula levemente distinta, pero esa reacción en cadena de replicación de materia orgánica que es la forma química de ver la vida se inicio por un fenómeno de azar que luego desencadenó una reacción en cadena que no se ha detenido nunca en nuestro planeta.

Si bien es un fenómeno muy singular, en definitiva es un fenómeno físico – químico, por lo cual pudiera existir la probabilidad que ocurrió, ocurra o esté ocurriendo en otro lugar del universo.

Lo que si podemos pensar es que si existe otro fenómeno de replicación de materia, de entes que dejan copia de sí mismo, probablemente no sea orquestado por el ADN, sino por otra molécula. No es que el ADN tenga las características ideales para sea el representante de la vida, pero si tiene las características suficientes para orquestar la vida. Cualquier forma de vida sobre la tierra tiene ADN el cual gestiona su supervivencia y permite que se replique. Todos somos parientes de alguna de otra manera. Todos funcionamos orquestados por nuestro ADN.

No hay ser vivo que no funcione con ADN. Ser vivo se caracteriza por tener la capacidad de dejar descendencia, de dejar copias de sí mismo. La única molécula que puede replicarse es el ADN.

Si bien no sabemos con exactitud cómo se origino la vida hace 3.500 años, los experimentos nos han demostrado que con los elementos que habían en ese entonces que proceden del origen de la galaxia se pueden generar una molécula con capacidad auto replicativa como el ADN. En el futuro quizá puedan haber otras explicaciones sobre el origen del vida, pero hoy no tenemos más respuestas.

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Es verdad que la genética ha logrado no solo entender los fenómenos de la herencia y de la vida sino también alterarlos. Una genética que no solo describe sino que también toma decisiones y cambia aspectos de la vida. Todo esto ha nacido con una finalidad muy loable; curar enfermedades. Una genética que es capaz de extraer un gen que no tiene un funcionamiento correcto y reemplazarlo por un gen correcto es un avance. Sin embargo esas mismas herramientas nos permiten jugar a ser los reyes de la naturaleza y ocupar la genética para otros fines como pudiera ser la manipulación de rasgos estéticos.

La especie humana tiene una grandísima curiosidad, condición que ha tirado la ciencia y que ha configurado la sociedad que somos. Que vivamos más años, que tengamos tecnología a nuestro servicio. Son tantas cosas que nos ha regalado la ciencia. Esa curiosidad es imposible que se detenga. De la misma manera en que el teléfono se creó para comunicarnos y  hoy se ocupa para otros fines no podemos evitar que la genética en algún punto en el futuro se ocupe para otros objetivos.

Antes de que la física y la química nos obliguen a desaparecer a través de la muerte, tenemos la oportunidad de dejar una copia renovada. Eso nunca se ha detenido hace 3.500 años. Un ser vivo es ese ente que es capaz de hacer ello. Porque está constituido de células que tienen dentro ADN que es un manual de instrucciones para llevar a cabo ese proceso.

Todos los seres vivos son copias renovadas de un ser vivo anterior. Dicho de otro modo, todos los seres vivos son hijos de un ser vivo anterior. Envejecemos porque tenemos que envejecer, cualquier conjunto ordenado que gaste energía en mantenerse tiende a estar un poquito más estropeado.

Somos descendientes directos del primer homo sapiens y de la misma manera somos primos del linaje de cualquier ser vivo. Tenemos un antepasado común con plantas, animales, etc. Algunos más distantes otros más cercanos, pero un antepasado común al fin y al cabo. Ese antepasado común puede ser una bacteria muy parecida a organismos que podemos encontrar en los geisers.

Al igual que todos los seres vivos, no somos más que células que tienden a la reproducción orquestada por un material genético. Sin embargo, nuestra especie tiene una singularidad; hemos sido capaces de entendernos a nosotros mismos. Tener consciencia.

También somos capaces de una explicación a las causas últimas del comportamiento y los fenómenos que observamos. No decimos tenemos sed, preguntamos porque tengo sed. Nuestro cerebro nos permite preguntarnos por qué hago cada cosa. Todos los seres vivos saben comer, pero no saben porque tienen que comer. El ser humano puede preguntárselo y también puede respondérselo.

Ahora con la genética se puede modificar aquello. Lo que nos diferencia es la capacidad de tener conciencia de los fenómenos que nos han llevado a modificar la sociedad. Todo deriva de la capacidad de trascender, de pensar más allá, de encontrar las explicaciones últimas a los fenómenos más próximos. Tiene muchas derivadas lo cual también nos ha llevado a comprender la capacidad de entender la muerte. Anticipar el futuro, no vivir solo del presente. Tenemos un cerebro capaz de comprender no solo el fenómeno inmediato.

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La muerte es una condición de las normas del juego de la física y la química. Una cosa nunca puede estar mejor organizada que en el momento anterior. Los sistemas complejos tienden a colapsar. Somos un organismo complejo de varias decenas de billones de células que tienen que interactuar entre sí. Funcionan bien durante mucho tiempo, pero es imposible que funcionen bien eternamente. Hemos sido capaces de interferir en ese proceso caótico y ser capaces de alargar nuestra vida. Hemos duplicado nuestra longevidad en los últimos años. Eso es algo fascinante.

Hemos vencido las reglas de la física que hacen que nuestro cuerpo se oxide, pero nunca hemos conseguido que esté cada vez menos deteriorado. Nunca vamos a ser más jóvenes que el día anterior. Por mucho vamos a estar igual. Podemos relentilizar ese proceso de oxidación de moléculas. Seguiremos reletilizándolo, pero nunca podremos evitar esa tendencia a la degradación porque eso es física.

La vida ha encontrado una fórmula que es aquella posibilidad de dejar una copia renovada para que empiece ese fenómeno de sutil deterioro, pero aquel deterioro siempre ocurrirá. Los sistemas complejos tienden a la desorganización.

¿Es posible la inmortalidad? No. Es una condición propia de la vida. ¿Se puede llegar a ser amortal, es decir, no morir salvo por un accidente? A lo mejor se consiga retrasar mucho la muerte. Conseguiremos vivir mucho tiempo, pero nunca podremos vencer a las reglas de la física.

¿Por qué luchamos por no morir? Por un sentido de supervivencia propio de toda especie animal. Sin embargo, hay otros puntos en donde la humanidad debiera poner el foco, el interés y el esfuerzo antes de pensar solo en vencer la muerte. Por ejemplo, no destruir el planeta. Sería una forma de inmortalidad romántica mucho más bella. Que siga existiendo la vida pero que no sea siempre en mi cuerpo. Que mi cuerpo se agotara y me reemplazara otro. Por qué si seguimos sobre poblando el planeta el caos no será solo del organismo, será un caos planetario.

Los individuos somos la suma de dos factores muy elementales: muestra genética y nuestro ambiente. La genética nos fabrica. En el ADN viene escrito como será nuestro físico y también cierto cambios cronológicos que van a ocurrir como el crecimiento el cual no es repentino sino progresivo. Eso conforma un parte muy grande de nuestra existencia. Están escritas ciertas propensiones las cuales se terminan de completar con las vivencias, en como el ambiente nos afecta. Por ejemplo, el ambiente puede hacer que determinado genes funcionen mejor o peor como es el caso de un contaminante. Pero también del ambiente viene la retroalimentación social. Por ejemplo, si en nuestro ADN viene configurado tener muy bien oído musical, el ambiente tendrá que completar ese recorrido si uno quiere ser músico o no.

Entonces, al final, lo que tenemos es que los seres vivos nacemos con un manual de instrucciones donde están escritas algunas pautas que se van relacionando con los fenómenos del ambiente, ya sean sociales o ambientales, que nos hacen más fuertes o más débiles en ciertas materias.

En el ADN están muy bien recogidos los mecanismos para que tengamos un impulso de sobrevivir. Que tengamos hambre, sed. También para la reproducción. Los humanos lo entendemos muy bien porque tenemos conciencia, pero los animales no y también les ocurre.

Hay ciertos procesos que están muy programados en el ADN pero ese programa tiene que encontrarse con los fenómenos de la vida, con los fenómenos de la sociedad y de esa interacción sale al final el resultado que es cada individuo. Hay rasgos propios de cada uno y otros que compartimos con todos los otros seres vivos incluso de otra especie.

Ese ser vivo tiende a desaparecer pero en algún momento tiene la posibilidad de dejar descendencia, por lo menos el impulso. Luego el azar dirá que ocurre, después la voluntad dirá si lo hace o no.

Pero ese es el recorrido de todo ser vivo: Recibir un material genético de nuestros padres donde están escritas algunas de nuestras características sobre todo físicas, desarrollarlas en interacción con el ambiente, sobrevivir, reproducirnos y desaparecer. Habiendo dejado otro ente el mismo recorrido o uno parecido.

¿Contenemos el origen del universo en nuestro ADN? La conexión de nuestra biología con el universo se puede simplificar diciendo que nuestra materia proviene del big bang y aquí han sabido organizarse desde la energía que viene del sol en distintas formas. La materia se originó fuera y nuestra energía directamente desde el sol, algunos directamente como las plantas y otros indirectamente como los humanos a través de los alimentos. Si el sol deja de existir, la vida también.

Conversación con Miguel Pita, genetista