La mayoría de las fundaciones tiene socios a quienes se les cargan mensualmente un monto desde su cuenta corriente o tarjeta de crédito. Pero un verdadero socio es mucho más que un pago de $1.000, $5.000 o $10.000 cada treinta días, sino que es alguien que debe colaborar en el propósito de la fundación.
¿Cómo lograr involucrar a los socios en la gestión? El desafío está en volver a enamorarlos con la causa y el camino es una nueva forma de comunicación. Un newsletter mensual (cuando los hay) no es suficiente, se requieren nuevos canales y hoy la tecnología juega a nuestro favor.
Yo sugiero los grupos de WhatsApp para partir, pero para ello debe haber una estrategia para que éste no se convierta en spam. ¿Un grupo de WhatsApp para pedirles más plata? NO ¿Para informarles de las noticias de la fundación? Nuevamente la respuesta es NO.
¿Qué les puedo comunicar que les agregue valor a su vida diaria? ¿Para qué les puede servir estar conectados? Esas dos preguntas son claves.
Respuestas pueden haber muchas, pero en mi opinión la educación y la reflexión colaborativa hoy es la gran oportunidad. Nunca antes el futuro ha sido tan incierto y ante ello todos buscamos nuevas formas de aprender y de entender el mundo. Cada causa que da vida a una fundación es una hermosa fuente de conocimiento, ya que son los equipos de las organizaciones de la sociedad civil quienes ven la realidad a través de sus ojos, no desde el televisor.
Pongamos un ejemplo:
Todo lo que ocurre en un hogar de niños es una fuente de aprendizaje sobre infancia y desarrollo de los más pequeños. Un chat en donde la fundación invite a conversar sobre conceptos tales como disciplina positiva, afectividad consciente, etc., a partir de los casos que va viviendo se puede transformar en una verdadera escuela colaborativa para padres. Educación gratuita y de calidad.
Y así, sin querer queriendo, probablemente los socios aumenten su aporte mensual o bien se convierten en embajadores invitando a sus cercanos a sumarse a la causa. Una recomendación es mucho más efectiva que cualquier campaña de marketing. Y quien no pueda pagar, de seguro en algo aportará que te sorprenderá. La clave es dar para recibir, entablar una relación de colaboración y no sólo pensar en billeteras.