Ser quiltro

Los perros quiltros, por lo general, son discriminados. Tanto por su mezcla de raza, tanto más su apariencia siempre han sido catalogados de perros de inferior categoría. A veces pienso que esa simbólica discriminación ha configurado gran parte de nuestra vida diaria.

Lector, no realizaré una crítica social sobre las diferencias de clases, ni tampoco citaré al reality ni a la teleserie de turno para defender mi idea. La sesgada visión que tenemos en contra de los quiltros se encuentra, indudablemente, en aspectos tan cotidianos que hemos llegado a no darnos cuenta de esta discriminación.

Pondré un ejemplo: la educación, sistema regresivo e injusto que tenemos en este país. En él, y luego de cinco años en la universidad, nos forman para convertirnos en profesionales expertos de un área determinada para así convertirnos en el “can de la mejor raza posible” en cuanto a conocimiento se trata. Nos inculcan que nuestra visión de ver el mundo es la ideal porque así lo dicen grandes autores, académicos y premios nobel. En otras palabras, nos dicen: “Eres un profesional de raza experto que triunfarás en la vida sólo con los conocimientos que te entregamos” (sean buenos o malos, el discurso es el mismo).

En este sentido, creo necesario cambiar este paradigma para dar paso a una formación de profesionales quiltros, gente que si bien tiene una acabada formación de una disciplina también esté abierta a mezclarse con profesionales de otras áreas. Sólo gracias a esta mixtura es posible una adaptabilidad al entorno mucho mejor que alguien de raza pura, es decir, aquel que no está dispuesto al cambio. De lo contrario, caemos en la visión del profesor-arquitecto Boza; “Yo sé lo que hay que hacer, porque estudié en la mejor universidad del mundo y porque he tenido la mayor de las experiencias laborales”

Yo creo en los profesionales quiltros, flexibles, multidisciplinarios. Ser quiltro es ser el futuro, sobre todo en el ámbito autodenominado “social”. El ser una mezcla imperfecta de muchas profesiones y disciplinas es lo que se requiere para afrontar desafíos multidimensionales. Por ejemplo, en poco de ingeniero, sumado a genes de sociólogo, por qué no un poquito de abogado y una pizca de músico, entre tantas áreas, puede ser la mezcla perfecta para transformar una realidad específica y en un tiempo determinado. Para otra y en otro tiempo, se requerirá otra mezcla quizás aún más extraña. Lo importante es estar disponible para dejar nuestra raza y ser orgullosamente quiltros.

¡Arriba los quiltros!