Fácil vivir

Más de alguna vez me han preguntado por qué estudié un magíster en desarrollo urbano después de haber estudiando ingeniería comercial y economía. Después me vuelven a hacer la misma pregunta al ver que después hice un diplomado sobre pobreza.

No hice la unión antes, imposible. Además me había visto muchas veces el video del discurso de Steve Jobs. Los puntos se unen al final. Así fue.

Es que al final, toda mi lucha ha sido la desigualdad social. O más bien que todos puedan vivir con una calidad de vida aceptable y sin tantas diferencias entre sí. O más que nada que a todos les resulte fácil vivir.

Y entre tantas vueltas por Chile visitando pueblitos y ciudades empecé a ver las cosas que le hacían feliz a la gente. Perdón, que le hacía fácil vivir. Y encontré dos: La plata. Y aunque el dicho diga que el dinero no compra la felicidad, si te hace la vida más fácil. Y lo segundo, la ciudad. La ciudad ordena las piezas del tablero y puede encontrar la forma de lograr la conjugación perfecta para que a todos les resulte más fácil vivir. Como la gran capital.

Nunca va a pasar que un urbanista tenga el poder para cambiar la ciudad por completo, salvo en dictadura, locura por felicidad o Brasilia, pero si puede jugar. Tal cual una gran capital. Y el economista puede calcular y ponerle números a ese ideal de ciudad. Y aunque nunca vamos a llegar a él, podemos tener como objetivo minimizar su distancia a ese ideal. El urbanismo entrega las piezas, el economista los números. El trabajador social lo traspasa a las personas.