Ley de hielo

Tratar de responder qué es el amor es una tarea difícil. Intentar definirlo es como buscar darle un significado a la poesía, la cual muchas veces cuando se analiza termina perdiendo su sentido. Comúnmente desde la psicología el amor se define a través de la empatía, el cual es un movimiento afectivo de intentar ponerse en el lugar del otro y comprender lo que le pasa.

¿Qué es lo opuesto al amor? Es negar al otro como un otro. La famosa “Ley del Hielo” que ocupan los niños para no hablarle a alguien es un ejemplo de negación del otro. Es decirle a otra persona “lo tuyo no me importa, lo tuyo no existe, lo tuyo no vale”. Cuando alguien no es visto es muy dañino para esa persona y es uno de los casos más comunes en las terapias psicológicas. Sentirse pequeño, sentirse invisible, sentirse sin un lugar en el mundo. El sentirse visto es una tarea de los padres, quienes luego deben entregar la confianza básica para que los niños, al crecer, encuentren y sientan su lugar en la sociedad.

La negación del otro muchas veces está relacionado con el miedo. ¿Qué es el miedo? Es una emoción que nos alerta que algo en el ambiente se produce y nos puede atacar o hacernos perder algo. Es una emoción defensiva. Resulta paradójico, pero si no tuviéramos miedo la vida sería mucho más peligrosa. En otras palabras, el miedo puede ser un buen amigo en la medida que no paralice, si no que avise. El miedo entrega tres respuestas posibles: atacar, huir o hacerse el muerto. Esas son respuestas instintivas de los animales y nosotros, los seres humanos, como animales que somos, hacemos lo mismo.  

El miedo te ubica en el mundo. Un niño que juega en el enchufe y siente la electricidad aprende dónde está ubicado. El miedo va formando los límites de nuestra existencia. Las emociones son las alertas fisiológicas y psicológicas respecto de lo que pasa en el medio ambiente. Dentro de esas, el miedo nos alerta que es posible que nos ataquen. En la confianza hay elementos que nos ayudan a poder sobrellevar aquellos miedos.

Cuando uno cambia de país -sea la razón que fuere- es llegar a un lugar sin una historia detrás. Ser invisible. Uno debe empezar a contar la historia muchas veces con el fin de encontrar algún punto en común con alguien. Cuando se logra alguna conexión se obtiene un reconocimiento y se dan las condiciones para desarrollar una convivencia amorosa. Sin embargo, hoy cada día dejamos de reconocer a los otros como sociedad. ¿Por qué una persona deja de ver a otra? Pueden existir muchos factores, pero los más comunes son: estar herido, estar enojado o tener miedo. ¿Cómo se sentirán los mapuches? ¿Cómo se sentirán los inmigrantes? Probablemente sientan mucha rabia, porque cuando el otro te niega, te niega tu lugar en el mundo.

La sensación de pertenecer a una sociedad en donde tu existencia no es relevante para los otros es algo muy dañino para esa persona. Vivimos en una época de mucha perversión. ¿Qué es la perversión? Es cuando uno ve al otro como un objeto. En otras palabras, el otro existe mientras me entrega algo. La sociedad está avanzando hacia ese camino y eso es peligroso. Hemos ido normalizado un tipo de sociedad poco amorosa. Al conserje lo vemos sólo en la medida que nos sirve.

En una sociedad en donde somos objetos de otros y otros son objetos de uno mismo nos lleva a desconfiar cada día más de los demás. El miedo está mucho más presente y eso pone distancia a una relación más amorosa. Vivimos en una sociedad que nos asusta todo el tiempo.

¿Cómo generar un despertar consciente? Todas estas preguntas tienen infinitas respuestas. La forma más efectiva es cuando la vida te da un mazazo. Otra alternativa es escribir un artículo, pero éste te tiene que emocionar para lograr un cambio. Las novelas captan mucho mejor las descripciones psicológicas sobre las emociones humanas que un artículo. La sociedad humana va cambiando y los novelistas son quienes mejor han dado cuenta de esos cambios.

Conversación con Consuelo Undurraga, psicóloga