¡Todo gracias a la cadera!

El ser humano es ser humano desde cuando se para, desde cuando nos erguimos. En específico, cuando se dobla la cadera. Caminar derechos cambia la forma en cómo nos relacionamos ante el mundo. Al convertimos en seres bípedos obtenemos una ventaja evolutiva frente a las otras especies, ya que nos permite comunicarnos. Nos miramos de frente, se desarrolla la laringe, nace el lenguaje.

Al estar erguido también cambia la relación sexual, pasando a ser frontal y no posterior. En paralelo se achica la pelvis, lo cual lleva a que las crías humanas sean más débiles y con ello más dependientes de su madre. Esa condición cambia las relaciones familiares y se forma una dependencia entre padre – madre – hijo.

El macho debe alimentar y debe saber volver, condición que estimula el desarrollo del cerebro y la memoria. De esta forma, se empiezan a promover relaciones afectivas y colaborativas. La fragilidad del nuevo ser humano bípedo se termina convirtiendo en una fortaleza para su evolución.

Existen indicios de otros seres vivos que también se comunican, pero los seres humanos somos los únicos que desarrollan un lenguaje que puede ser entendido por otros. Empezamos a construir ideas sobre nosotros mismos. Gracias al lenguaje podemos construir nuestra cultura e identidad a partir de los relatos que surgen desde la vinculación y colaboración entre seres humanos.

Desde la punta de flecha hasta el iPhone hemos avanzado mucho como especie. Una de las principales diferencias entre el ayer y el hoy es el número de humanos que existen en el planeta. Debemos diseñar modelos sociales que nos permitan un mejor vivir en sociedad. Un ejemplo de ello es la Comunidad Europea, que surge como una estrategia económica para evitar las guerras. ¡Qué sea muy caro para los países estar en guerra!

Las redes sociales van a transformar el mundo tal cual como lo transformó la imprenta. Tal cual como en esa época, no existe forma de aventurar cómo será el mundo con este nuevo nivel de información disponible. Sin embargo, es importante tomar atención en que mucha información puede ser tan inútil como la falta de información.

Si bien el exceso de información no lleva a ser una sociedad más fragmentada compuesta por miles y miles de nichos distintos, no necesariamente implica que hayamos perdido nuestra cohesión social. Quizás estamos ante la presencia de un forma de vida mucho más democrática.

Conversación con Pilar Ducci, Bióloga e Historiadora