Vida inteligente

¿Es posible vivir sin amor? ¿Qué consecuencia trae esta ceguera? ¿Seremos la primera especie en autodestruirnos? Desde la ciencia sabemos que somos un segundo en la historia de la tierra y más aún en la historia del universo. No fuimos los primeros seres vivos en habitar en este planeta y nada nos asegura que seamos los últimos.

Al igual que todos los seres vivos, somos un conjunto de células que tienden a la reproducción orquestada desde un material genético. Nuestra única diferencia a nivel evolutivo ha sido nuestro cerebro. Somos los únicos animales con consciencia.

Sin embargo, a pesar de esa consciencia, por muchos años fuimos ciegos al desastre medioambiental que nosotros mismos hemos provocado desde la revolución industrial. Y aunque no son todas las sociedades las causantes de este desastre, al ser un sistema perfectamente interconectado, todos sufren las consecuencias.

Pero el Siglo XX también fue testigo de uno de los mayores desastres sociales de nuestra historia como humanidad. Guerras y dictaduras son su postal. Al igual que el medio ambiente, las sociedades también se encuentran interconectadas, más aún con el actual desarrollo tecnológico.

¿Y qué vendrá? Mucho se especula sobre nuestro futuro como especie. La ciencia ficción nos invita constantemente a vivir en otros planetas, con la tecnología necesaria para suplir los desastres que hemos generado. Sin embargo, la tierra es el resultado de millones de años de evolución -desde el “Big Bang” a la fecha- y reúne todas las condiciones necesarias para que se desarrolle la vida. Ningún cerebro humano ha sido capaz aún de replicar sus características en otro planeta ni mucho menos de replicar el ADN. 

Tal vez, en miles de años en el futuro, una nueva especie consciente encuentra evidencia que existió vida inteligente en este planeta, pero sin la suficiente inteligencia para poder perpetuarse como especie.