Yo ya me reduje el sueldo, ¿y ustedes cuándo?

Hoy tome una decisión de esas que nunca había tomado y nunca pensé tomar; pedí una reducción de sueldo a mi jefe. Si, la misma pega, en el mismo lugar, pero con un menor sueldo. Soy la persona que más gana en la organización donde trabajo, una pequeña ONG del sur de Chile, y sentí que reduciendo mi sueldo sería mejor para todos ya que las lucas no sobran y los desafíos aumentan. No gano ni mucho ni poco, todo depende de quién lo mire, lo cierto es que gano más de lo que necesito hoy. Ojo, para los que creen que soy un weon contarles que el porcentaje que lo reduje no afecta en nada mi calidad de vida.

Una vez tomada la decisión pensé en cómo llevarla a la práctica. Encontré tres opciones;

1. Mantener el Sueldo y donar un porcentaje a la misma institución para que ésta haga con él lo que estime conveniente. Así, además de ganar menos, obtengo una imagen de solidario, algo muy cotizado hoy en día.

2. Mantener el sueldo y realizar un préstamo simbólico mensualmente a la organización. Esa opción, además de generarme un activo simbólico puede incluso llegar a tener ganancias simbólicas a través de intereses simbólicos, pero que en la práctica cuando uno anda corto a fin de mes sabemos que de simbólico no tiene nada.

3. Simplemente pedir una reducción del sueldo.

Tome la tercera opción en base a mis creencias políticas y lo que intento ser consecuentemente a mis ideales y mensajes que posteo por facebook. Mi análisis fue que alguien de centro probablemente tomaría la primera opción ya que hoy está de moda ser políticamente moderado, ni chicha ni limonada como diría Víctor Jara, en donde entrego pero no pierdo. La imagen de solidario que entrega el ser un donante es una gran recompensa a cambio del costo que voy a incurrir.

Un ferviente creyente de los ideales de derecha y del libre mercado, en mi análisis y subjetiva visión, tomaría la opción dos. Nivelar hacia abajo sería un escándalo para ellos y un préstamo, además de generar un beneficio para la organización, permitiría contabilizar de mejor forma el sacrificio que estoy haciendo.  

La tercera opción sentí que alguien consecuentemente de izquierda la tomaría. En efecto, privilegiar el proyecto común por sobre el individual sería acorde con alguien que tiene la búsqueda de la igualdad como motor de vida..

Señores/as parlamentarios de izquierda, no los de centro ni menos los derecha, ustedes de izquierda: no gano ni el 10% de lo que ganan ustedes. Mi organización tiene menos necesidades que la que tiene nuestro país y no creo en hacer un trabajo menos demandante que el de ustedes proporcionalmente a lo que gano. Tampoco les pido que cambien su calidad de vida y status social ni remunerar menos de lo que realmente vale su importante y honorable trabajo.

Ante el escándalo desigual en el cual vivimos como sociedad chilena, les pido a ustedes, nuestros representantes, los consecuentemente de izquierda, que apoyen el proyecto de reducción de sus enormes sueldos, que pidan bajarse el sueldo de manera desinteresada, aunque sea un gesto simbólico, para que esta organización llamada país sea un poco más fraterna y consecuente con sus miembros que somos nosotros, los ciudadanos.